Ayer, cómo silbaba el viento
A lo lejos se oía llamar por mi nombre.
Era tu voz en el aire,
La fuerza incesante
Que hacía poesía en mis oídos…
Ayer te vi en un espejo
Y estabas durmiendo
Tan dulce como siempre
Entre nubes de algodón,
Es mi añoranza que te siente
Sosegada al ritmo de los laditos de mi corazón…
La noche era intensa,
Era mi piel contra una roca
De nombre ficticio, corazón.
Y estoy aquí,
Sintiendo que te extraño poco a poco…
Te vi venir dando luz
En tus caminos al andar,
De tus alas resbalaban estrellitas
Celestiales, caricias al tocar…
Ayer te vi y en tu frente veía mi cruz,
Era tú cuerpo entero el calvario al final,
Al inicio de tu piel
O al inicio de la mía,
Donde todo es confuso
Y estás a un segundo de morir…
Y sólo él último latido de nuestro corazón
Nos regresan vivos del paraíso…
Ayer me perdí en tus cabellos
Y podía confundir tu cuerpo con el mío,
En tu espalda mis manos ardían,
Y en tu cuello mi frenesí,
Mis pies furiosos morían y resucitaban
Peleando suavemente con tus talones…
Pude ver el sol salir entre tus volcanes ardientes
Mi vientre temblaba con mis brazos,
Tus ojos, dos estrellas fugases en el cielo,
Nunca estuvo mi corazón tan unido al tuyo;
Los separaba nuestra piel
Y un tatuaje que lleva tu nombre.
Ayer fui tú y tú fuiste yo,
Y las velas no servían
Al compararse con el brillo
De nuestros ojos, amor…
Ayer fui feliz por un momento,
Ayer te extrañé más que siempre.
Porque ayer te volví a soñar,
Te amo…
viernes, 29 de enero de 2010
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